Comunidad de Alianza
Después de vaticano II y el despertar espiritual en la vida de los laicos surge el movimiento de Renovación Carismática, debido a esta respuesta a la acción del Espíritu Santo ocurre el nacimiento de las Comunidades de Alianza. La primera comunidad de este tipo fue la “Comunidad de la Palabra de Dios” en Ann Arbor, Michigan y poco después la Comunidad “Espada del Espíritu”.
Algunas comunidades con gran trayectoria como la “Comunidad de las Bienaventuranzas”, y la “Comunidad del Emmanuel” de origen francés. La Comunidad “Espada del Espíritu” de origen norteamericano y que cuenta con varias ramas en varios países de América Latina, la “Comunidad Canción Nueva” de Brasil y las Comunidades “Santísima Trinidad” y “Convivencias con Dios” de origen argentino. La “Fraternidad Católica de Comunidades Carismáticas de Alianza”, cuyos estatutos han sido aprobados por el Pontificio Consejo de Laicos. Este organismo no es directivo sino que tiene como finalidad dar auge y animar a las Comunidades que pertenecen a él respetando la identidad de cada una. La Catholic Fraternity reúne comunidades carismáticas católicas y busca identificarse con la misión salvífica de la Iglesia, en comunión con el Romano Pontífice. Esta finalidad se realiza animando a las comunidades miembro a permanecer fieles a los carismas recibidos del Espíritu para edificar y renovar el Cuerpo de Cristo y ayudándolas a profundizar en la conciencia de la plena pertenencia a la Iglesia católica.
Algunas comunidades con gran trayectoria como la “Comunidad de las Bienaventuranzas”, y la “Comunidad del Emmanuel” de origen francés. La Comunidad “Espada del Espíritu” de origen norteamericano y que cuenta con varias ramas en varios países de América Latina, la “Comunidad Canción Nueva” de Brasil y las Comunidades “Santísima Trinidad” y “Convivencias con Dios” de origen argentino. La “Fraternidad Católica de Comunidades Carismáticas de Alianza”, cuyos estatutos han sido aprobados por el Pontificio Consejo de Laicos. Este organismo no es directivo sino que tiene como finalidad dar auge y animar a las Comunidades que pertenecen a él respetando la identidad de cada una. La Catholic Fraternity reúne comunidades carismáticas católicas y busca identificarse con la misión salvífica de la Iglesia, en comunión con el Romano Pontífice. Esta finalidad se realiza animando a las comunidades miembro a permanecer fieles a los carismas recibidos del Espíritu para edificar y renovar el Cuerpo de Cristo y ayudándolas a profundizar en la conciencia de la plena pertenencia a la Iglesia católica.
Testimonio de vida cristiana y el compromiso apostólico |
Compromiso
Lo que hace diferente a las Comunidades de Alianza de los grupos de oración es la estabilidad del compromiso de sus miembros quienes se comprometen temporalmente o de por vida, mediante una “alianza” (con Dios y con los hermanos de la comunidad). La formulación y la duración de la alianza varían en cada Comunidad. Esta alianza se inspira en las diferentes alianzas que encontramos en la Biblia: las alianzas con Dios (Génesis 15, 1-18; Éxodo 18, 3-6) o las alianzas entre personas que quedaban unidas como por lazos de sangre- (1 Samuel 18, 1-4; 2 Samuel 3, 12-39; 2 Samuel 5, 1-3) Las Comunidades Carismáticas de Alianza son diferentes entre sí. No es posible unificar o uniformar a todas las Comunidades debido a una variedad de razones, incluyendo las orientaciones culturales y teológicas, entre otras. Las dos constantes son: el testimonio de vida cristiana y el compromiso apostólico. El estilo de vida abarca la oración, personal y comunitaria que se refleja en nuestro modo de vivir. El apostolado depende de la inspiración del Espíritu para cada comunidad: unas estarán enfocadas en la evangelización, pastoral y otras en la acción social. Las Comunidades Carismáticas de Alianza se caracterizan por su “espiritualidad carismática” que se distingue por la alabanza unida al Sacramento de la Eucaristía. La mayoría de las comunidades de Alianza ejercitan el acompañamiento espiritual como un elemento esencial de su estilo de vida. Los miembros de las comunidades de alianza saben por experiencia que el acompañamiento y el cuidado pastoral acompañan inseparablemente el desarrollo de nuestra espiritualidad y de nuestras actividades. Estamos llamados a dar frutos que perduren (Juan 15, 8). |
“¡Es curioso! El mismo que hace la diversidad, es el mismo que después hace la unidad: el Espíritu Santo” |
Todas estas comunidades se han crecido como fruto del soplo del Espíritu Santo, cada una es diferente a la otra, pero iguales a la vez porque son movidas por el Espíritu santo; La unidad católica es diversa, pero es una. “¡Es curioso! El mismo que hace la diversidad, es el mismo que después hace la unidad: el Espíritu Santo” (Francisco).
“La originalidad de las nuevas comunidades consiste frecuentemente en el hecho de que se trata de grupos compuestos de hombres y mujeres, clérigos y laicos, de casados y célibes, que siguen un estilo particular de vida. Estas nuevas asociaciones de vida evangélica no son alternativas a las precedentes instituciones; son también un don del Espíritu para que la Iglesia siga a su Señor en una perenne dinámica de generosidad, atenta a las llamadas de Dios que se manifiestan a través de los signos de los tiempos.” (Juan Pablo II) |