Diakonia: Significado y Misión
Diaconía viene de la palabra griega diákonos que significa servidor. La diaconía se desarrolló en el mundo griego y romano refiriéndose a quienes sirven desde el punto de vista físico, material y corporal. Lo mismo ocurría en la cultura judía en tiempos de Jesús al considerar la diaconía cono servicio doméstico, realizado por esclavos, siervos y siervas, hombres y mujeres.
En este contexto cultural Jesús se refiere a sí mismo “ como el que no ha venido a ser servido sino a servir” ( Mt 20,28) y en la Última Cena luego de lavar los pies a sus discípulos les muestra el camino que también ellos deben seguir:”Si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Por su parte, Pablo dice de Jesús que “siendo de condición divina… se despojó a sí mismo tomando la condición de siervo” (Filp 2,6-7).
Sin embargo, entre los primeros cristianos, la diaconía no consideró sólo el servicio material y doméstico, también comprendió el área espiritual. En Hechos 6,1-6 se elige a siete diáconos para el servicio de las mesas (Hech 6,3), pero uno de ellos, Esteban, muere mártir predicando el Kerigma (Hech 7, 1-60) y Felipe otro de los siete servidores nombrados, anuncia la Buena Nueva a un eunuco y lo bautiza ( Hech 8,26-39).
Los primeros cristianos llamaban diáconos a quienes cumplían algún cargo en la Iglesia y que debían ser un ejemplo de vida ( 1 Tim 3,8-13). Para ellos el diácono era un servidor como Cristo. El cargo en la Iglesia es por tanto un servicio.
San Pablo al ir a Jerusalén dice que va allá “para el servicio de los santos” ( Rom 15,25).
San Pedro dirigiéndose a los cristianos que vivían como extranjeros en Galacia, Asia y otros lugares les exhorta a servir poniendo “cada cual al servicio de los demás la gracia que ha recibido” (1 Pe 4, 10).
La misión de la diaconía entre los cristianos es prolongación de la misión de Cristo, que siendo Señor y Maestro vino para servir hasta el punto de entregar su vida. La Iglesia es el cuerpo de Cristo y como Él debe ser servidora de los hombres. Como el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miembros y todos sirven al mismo cuerpo (1 Cor 12,12), así también la Iglesia. Y como dice el Concilio Vaticano II “en la constitución del cuerpo de Cristo está vigente la diversidad de miembros y oficios” (L.G. n. 7).
En el cuerpo de Cristo que es la Iglesia cada bautizado cumple una función. Como dice Pablo: “¿Acaso todos son apóstoles? O ¿Todos profetas? O ¿Todos maestros?” (1 cor 12,29). Hay diversidad de ministerios, de operaciones, pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común (1 Cor 12,7).
Cristo es luz de los pueblos y la Iglesia que es su cuerpo cumple su misión de anunciar el Evangelio a toda criatura (Mc 16,15) sirviendo, porque es el camino que siguió Jesús. La Iglesia debe ser una comunidad de servidores en todos sus niveles y funciones desde el Papa hasta el más humilde servidor. Siguiendo a Cristo el cristiano debe servir hasta dar la vida si es necesario, como los mártires en la Iglesia primitiva y los cristianos de Siria y países del oriente, que en este tiempo dan su vida por su servicio al anuncio del evangelio.
A nivel de la RCC se podría decir que ICCRS existe para servir al cuerpo más amplio de la RCC en todo el mundo y de cómo la Renovación sirve al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. ¿Cómo servir? Como lo hizo Cristo, con un corazón lleno de amor y misericordia, amando “porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,19) y dio su vida por nosotros.
Diaconía es tocar la mente y el corazón de las personas que nos rodean con las manos amorosas de Dios que comprende, consuela, libera y restaura.
En este contexto cultural Jesús se refiere a sí mismo “ como el que no ha venido a ser servido sino a servir” ( Mt 20,28) y en la Última Cena luego de lavar los pies a sus discípulos les muestra el camino que también ellos deben seguir:”Si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14). Por su parte, Pablo dice de Jesús que “siendo de condición divina… se despojó a sí mismo tomando la condición de siervo” (Filp 2,6-7).
Sin embargo, entre los primeros cristianos, la diaconía no consideró sólo el servicio material y doméstico, también comprendió el área espiritual. En Hechos 6,1-6 se elige a siete diáconos para el servicio de las mesas (Hech 6,3), pero uno de ellos, Esteban, muere mártir predicando el Kerigma (Hech 7, 1-60) y Felipe otro de los siete servidores nombrados, anuncia la Buena Nueva a un eunuco y lo bautiza ( Hech 8,26-39).
Los primeros cristianos llamaban diáconos a quienes cumplían algún cargo en la Iglesia y que debían ser un ejemplo de vida ( 1 Tim 3,8-13). Para ellos el diácono era un servidor como Cristo. El cargo en la Iglesia es por tanto un servicio.
San Pablo al ir a Jerusalén dice que va allá “para el servicio de los santos” ( Rom 15,25).
San Pedro dirigiéndose a los cristianos que vivían como extranjeros en Galacia, Asia y otros lugares les exhorta a servir poniendo “cada cual al servicio de los demás la gracia que ha recibido” (1 Pe 4, 10).
La misión de la diaconía entre los cristianos es prolongación de la misión de Cristo, que siendo Señor y Maestro vino para servir hasta el punto de entregar su vida. La Iglesia es el cuerpo de Cristo y como Él debe ser servidora de los hombres. Como el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miembros y todos sirven al mismo cuerpo (1 Cor 12,12), así también la Iglesia. Y como dice el Concilio Vaticano II “en la constitución del cuerpo de Cristo está vigente la diversidad de miembros y oficios” (L.G. n. 7).
En el cuerpo de Cristo que es la Iglesia cada bautizado cumple una función. Como dice Pablo: “¿Acaso todos son apóstoles? O ¿Todos profetas? O ¿Todos maestros?” (1 cor 12,29). Hay diversidad de ministerios, de operaciones, pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común (1 Cor 12,7).
Cristo es luz de los pueblos y la Iglesia que es su cuerpo cumple su misión de anunciar el Evangelio a toda criatura (Mc 16,15) sirviendo, porque es el camino que siguió Jesús. La Iglesia debe ser una comunidad de servidores en todos sus niveles y funciones desde el Papa hasta el más humilde servidor. Siguiendo a Cristo el cristiano debe servir hasta dar la vida si es necesario, como los mártires en la Iglesia primitiva y los cristianos de Siria y países del oriente, que en este tiempo dan su vida por su servicio al anuncio del evangelio.
A nivel de la RCC se podría decir que ICCRS existe para servir al cuerpo más amplio de la RCC en todo el mundo y de cómo la Renovación sirve al cuerpo de Cristo que es la Iglesia. ¿Cómo servir? Como lo hizo Cristo, con un corazón lleno de amor y misericordia, amando “porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,19) y dio su vida por nosotros.
Diaconía es tocar la mente y el corazón de las personas que nos rodean con las manos amorosas de Dios que comprende, consuela, libera y restaura.