“Para mí fue una alegría enorme desde que supe que iba a ser padre, yo aún siendo jóvenes, fue algo único. La vida de una criatura vale más que cualquier cosa”, aseguró la estrella del equipo del Real Madrid, James Rodríguez en un video titulado: Testimonio de vida difundido en YouTube. El jugador colombiano se declaró “contra el aborto bajo cualquier circunstancia” y apoya la vida en un reportaje del periodista colombiano Frank Zapata. Zapata vuelve a rescatar las declaraciones que el futbolista le hizo en el año 2013 para su documental: “Aborto, ¿vida o muerte? y que fue emitido en 15 ciudades de Colombia. Ahora el periodista ha vuelto a publicarlo en YouTube y su testimonio está dando la vuelta al mundo. ¿Qué hacemos? Estoy embarazada Esta es la frase que algunos jóvenes en carrera escuchan de sus parejas. Así, aparece el dilema del ídolo de la carrera, de la libertad y de las obligaciones. En este caso, en 2012, James, 21 años, cuando comenzaba el lanzamiento de su carrera internacional como jugador del entonces equipo Fútbol Club Oporto, recibió de buen agrado la noticia del embarazo de su esposa, Daniela Ospina, 22 años, jugadora profesional de volleyball. El testimonio de James está acompañado de la imágenes de Salomé, su pequeña hija de casi 5 años, en momentos de intimidad familiar y de alegría. El jugador conoció a su esposa en 2007 en los XV Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. James no esconde su fe, de hecho, en el brazo izquierdo tiene escrito una frase cristiana de tres renglones que recuerda que Dios le da a cada cual lo que se merece, acompañada del dibujo de un crucifijo y un rosario. Un testimonio que, aún siendo de 2013, es de gran actualidad en el mismo día en el que el Papa reflexionaba en su audiencia de los miércoles sobre los falsos ídolos, como el dinero, el éxito o la belleza física cuanto se convierten en objetos de culto que paralizan el corazón y la razón. En ese contexto, Francisco contó una anécdota de una mujer joven y bella que abortó debido a que quería conservar su aspecto físico.
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“El Salvador del mundo. No hay nada más, Él es el único”. “Este es el centro de nuestra vida: Jesucristo”, dijo. Jesucristo es el que se manifiesta, se muestra; y a nosotros se nos invita a conocerlo, a reconocerlo, en la vida, en las muchas circunstancias de la vida, reconocer a Jesús, conocer a Jesús. “Pero, padre, conozco la vida de ese santo, o de esa santa o también las apariciones de allá o de más allá”…, dramatizó el Papa. “Esto está bien, los santos son los santos ¡son grandes! Las apariciones, no todas son verdad, ¿eh? Los santos son importantes pero el centro es Jesucristo: sin Jesús no hay santos. Aquí os dejo la pregunta: ¿El centro de mi vida es Jesucristo? ¿Cómo es mi relación con Jesucristo?”. Hay tres cosas que hacer, afirmó el Papa, “para asegurarnos de que Jesús está en el centro de nuestra vida”: el primer deber es conocer a Jesús para reconocerlo. En su época, muchos no lo reconocieron: “los doctores de la ley, los sumos sacerdotes, los escribas, los saduceos, algunos fariseos”. Incluso “lo persiguieron, lo asesinaron”. “Es necesario preguntarse: ¿Me interesa conocer a Jesús? ¿O me interesa más la telenovela o las murmuraciones o las ambiciones o conocer la vida de los demás?”. “Para conocer a Jesús -explicó el papa Francisco-, es necesaria la oración, el Espíritu Santo”, pero también el Evangelio, que hay que llevar con uno mismo para leer una cita todos los días: “Es el único modo de conocer a Jesús”. Después “está el Espíritu Santo que es el que hace el trabajo después. Esta es la semilla. Quien hace germinar y crecer la semilla es el Espíritu Santo”. El segundo deber es adorar a Jesús. No solo pedirle cosas y darle gracias. El Papa nos da dos formas de adorar a Jesús: “la oración de adoración en silencio” y “quitarnos del corazón el resto de cosas a las que adoramos, que nos interesan más. No, solo Dios”. “Las demás cosas nos sirven si soy solo capaz de adorar a Dios”. Hay una “pequeña oración que nosotros rezamos: el Gloria: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”, pero muchas veces la decimos como papagallos. Esta es una oración de adoración. “¡Gloria!”: yo adoro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Adorar, con las pequeñas oraciones, con el silencio ante la grandeza de Dios, adorar a Jesús y decir: ‘Tú eres el único, Tú eres el principio y el fin y contigo me quiero quedar toda la vida, toda la eternidad. Tú eres único’. Y expulsar las cosas que me impiden adorar a Jesús”. El tercer deber es seguir a Jesús, destacó el Papa, como dice el Evangelio de hoy, en el que el Señor llama a los primeros discípulos. Significa poner a Jesús en el centro de nuestra vida. “Es sencilla la vida cristiana, es muy sencilla pero necesitamos la gracia del Espíritu Santo para que despierte en nosotros el deseo de conocer a Jesús, de adorar a Jesús, de seguir a Jesús. Y por esto hemos pedido al principio, en la oración colecta al Señor, que sepamos lo que debemos hacer, que tengamos la fuerza para hacerlo”, dijo “en la sencillez de todos los días, porque para ser cristianos no son necesarias las cosas raras o difíciles”. Y concluyó pidiendo: “El Señor nos dé la gracia de conocer a Jesús, de adorar a Jesús, de seguir a Jesús” El Dr. Michael Guillen, ex instructor de física en la Universidad de Harvard y conductor del programa “¿De dónde vino?” en History Channel, señaló que la recientemente encontrada “chispa” de la fecundación, que acompaña el inicio de la vida humana, es un nuevo punto de encuentro entre la fe y la ciencia. En un artículo publicado en el sitio web de Fox News, Guillen explicó que a su criterio “las imágenes publicadas recientemente por científicos de la Northwestern University de luces diminutas que señalan el momento de la concepción humana evocan una verdad más grande, de tamaño cósmico, a la que se adhieren tanto la ciencia como la Biblia”. “A saber, la creación misma del universo –la madre de todos los momentos de concepción– estuvo igualmente marcada por una explosión de luz”. En un artículo publicado el 26 de abril, la Northwestern University informó que científicos de su centro de estudios encontraron que “una impresionante explosión de fuegos artificiales de zinc ocurre cuando un óvulo humano es activado por una enzima del espermatozoide”. Guillen señaló que de acuerdo a la ciencia, en el momento del Big Bang –la gran explosión que habría dado inicio al universo– un estallido inimaginable de luz acompañó la creación de hidrógeno y helio, los primeros átomos del cosmos embrionario”. “Hasta el día de hoy, el tenue resplandor de esa luz seminal –el así llamado fondo de microondas– es visible para ciertos tipos de poderosos telescopios”, indicó. Sin embargo, continuó, de acuerdo a la teoría del Big Bang las cosas no acabaron ahí. “Los átomos de hidrógeno eventualmente comenzaron a fusionarse, de la misma forma que lo hacen en una bomba de hidrógeno, y –¡listo!– una vez más, en un resplandor de luz, las primeras estrellas comenzaron a existir”. Esas estrellas, por su parte, “cocinaron los elementos más pesados conocidos hasta hoy. Incluyendo los átomos de zinc que explotan, como fuegos artificiales, cada vez que un ser humano es concebido”. Para el Dr. Michael Guillen resulta “notable” que “la Biblia coincide con la ciencia en que el universo fue concebido en un paroxismo de iluminación”. De acuerdo al Génesis, explicó, “ese evento sucedió en el momento exacto en que Dios pronunció las palabras inmortales ‘Que exista la luz’”. La Sagrada Escritura otorga un estatus sagrado a la luz, indicó Guillen, pues en la primera carta de Juan “la luz es identificada con el propio Creador: ‘Dios es luz, y en él no hay tinieblas’”. “Los científicos no usan ese tipo de lenguaje, por supuesto, pero sorprendentemente, están de acuerdo en que la luz definitivamente tiene un estatus trascendente”, señaló. Pero esto no fue siempre así, recordó el científico estadounidense, pues fue Albert Einstein quien con su teoría de la relatividad en 1905, revolucionó el concepto de la luz que tenían los científicos hasta entonces. De acuerdo a Einstein, indicó Guillen, “la luz experimenta una realidad totalmente diferente a la que tú y yo”, pues “habita una realidad de otro mundo donde, entre otras cosas, las leyes comunes del espacio y tiempo no se obedecen”. “Como Dios, si se quiere, la luz trasciende las restricciones del mundo ordinario, físico”. Aunque reacios inicialmente a la propuesta de Einstein, actualmente esto “es un componente clave del catecismo científico moderno”, subrayó Guillen. “Como la Biblia, por tanto, la ciencia ahora acepta que cuando interactuamos con la luz, interactuamos con algo que está al mismo tiempo dentro de este mundo, pero no es de este mundo”. El científico estadounidense dijo que entre estos encuentros con la luz destacan aquellos en que “la luz hace apariciones abruptas, que captan la atención. Como un momento de creación cuando algo verdaderamente especial que no estaba ahí antes repentinamente comienza a existir –ya sea un embrión humano, una estrella o un universo entero”. El científico Arvid Carlsson, Premio Nobel: "Hemos nacido con genes que nos ha proporcionado Dios"1/7/2017 “Hemos nacido con genes que nos ha proporcionado Dios. Esta es la forma natural de vivir: en una relación con Dios en la que se reza a Dios y se cree en Dios”. El científico Arvid Carlsson, Premio Nobel de Medicina en el año 2000 por sus estudios sobre los neurotransmisores, afirmó que los genes con los que toda persona nace han sido recibidos de Dios y que la religiosidad es la forma natural de vivir del ser humano. A pesar de reconocerse como “una persona que no tiene religión”, Carlsson dijo: “Entiendo por qué hay tantas personas que tienen una religión. En realidad, forma parte de nuestros genes, por lo que tal vez seamos las personas como yo las que seamos un poco extrañas, desde ese punto de vista”, afirmó. En ese sentido, “no sabría cómo definirme”. Respecto al carácter religioso del ser humano, dijo que “entiendo cómo sucede esto. Yo no soy una persona normal porque no tengo ese sentimiento religioso que, no obstante, considero normal. Es un problema mío. Se puede decir que es una forma mía de discapacidad”. Carlsson dijo también que en el tema de las religiones, “algunas presentan problemas, en particular el islam, como por ejemplo el asunto de las mujeres que no pueden estudiar”. “Cuando llegan a Suecia tienen siempre este problema y se ve cada día en los periódicos. Es terrible que muchas mujeres ricas en talento crezcan sin instrucción”, lamentó. “Debo decir que de entre las tres religiones monoteístas y su relación con la ciencia, sin duda el cristianismo es la mejor”, resaltó. Al ser preguntado sobre la capacidad de la mente humana para comprender el universo, el experto comentó que “es un asunto muy interesante. Cuando comenzó la vida, ¿Cuánta sabiduría había ya al inicio? No lo sabemos”. “Es posible que cuando la primera célula comenzó a existir ya hubiera ahí una profunda ‘sabiduría’, tal vez ya en aquellas pequeñas ‘criaturas cómicas’. Cuando apareció un individuo compuesto de más células, aquella ‘sabiduría’ aún estaría presente en los genes, pero las diferentes partes de ‘sabiduría’ se dividieron en células especializadas. En cualquier caso, hay una ‘sabiduría’ que ya estaba presente desde el inicio”. Preguntado sobre lo que supuso el Premio Nobel para él, respondió que se trata de un incentivo para seguir trabajando: “tiene que servir para continuar estudiando con nuevas credenciales”. Los estudios del doctor Carlsson, uno de los neurocirujanos más importantes del mundo actual, nacido en Suecia en el año 1923, han aportado descubrimientos fundamentales en la búsqueda de tratamientos que ayuden a combatir las enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer. El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, alertó ante las ideologías y sus presiones que, desde la conclusión del Concilio Vaticano II, han buscado cambiar la doctrina católica. El Purpurado habló sobre este tema en una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma el pasado 14 de diciembre, al presentar un volumen de la opera omnia de Joseph Ratzinger/ Benedicto XVI en el que se recopilan sus escritos relativos al Concilio Vaticano II y cuya curaduría está a cargo del Cardenal Müller. El Prefecto explicó que, luego del Concilio, “la esperada renovación pentecostal fue reemplazada por la perspectiva de una confesión ‘babilónica’ de la fe y por el intento de contradecir el pensamiento de la escuela teológica”. Todo esto, dijo, “no era obra del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo siempre escucha a la Iglesia en amor y verdad. Renunciar a la fe y combatirla, así como la división de la Iglesia que le siguen, son frutos de otro espíritu que no es el Espíritu de Dios”. El Purpurado explicó también que “la ideología es siempre un gran intento de someter la Palabra de Dios y la Doctrina de la Iglesia al prejuicio de los propios pensamientos, con el objetivo de obtener un poder manipulador en los fieles y sus vidas”. Por el contrario, precisó, la teología es distinta porque es “la reflexión humilde de la fe que emerge de la escucha de la Palabra de Dios”. Por esta razón, “cualquier temor de que el Concilio pueda provocar un quiebre con la Tradición de la Iglesia no es solo herético sino que desmantelaría el significado de la mediación sobrenatural”. El Cardenal Müller resaltó que “sin una hermenéutica de la continuidad y de la reforma, la Iglesia se secularizaría a sí misma y se convertiría en algo similar a una organización humanitaria”. Si eso llegase a pasar, alertó, “no habría razón entonces en ser parte de la Iglesia”. “La hermenéutica de la reforma y la continuidad no es sino la hermenéutica de la fe y es testimoniada por las Sagradas Escrituras, que vive en la tradición apostólica interpretada por el auténtico magisterio. Ciertamente, la Iglesia está fundada sobre la revelación y no sobre el magisterio”. El Purpurado alemán dijo que “habiendo visto los desarrollos del siglo XX, vemos que la ideología no es sino el reclamo de algunos seres humanos para dominar la consciencia moral de la gente”. “La renovación y el mainstream son los signos de las resistencias ideológicas que se levantan contra la consciencia de Dios”. Estas ideas, explicó, “pueden atisbarse en las raíces filosóficas de la Iluminación, el idealismo y el materialismo, algo que se puede comprobar en el giro ideológico que Europa ha vivido en los últimos siglos”. “El asunto finalmente es si el hombre realmente puede encontrar sus cimientos en su autorrealización sin reconocer su lazo constitutivo con el creador y reconciliador soberano”, concluyó. Acabamos de empezar el año, y como siempre, al mirar atrás intentamos recuperar lo mejor del año que terminó: las mejores noticias, los mejores momentos, las mejores películas… Como a tantos otros, a mi me encanta volver a ver y leer sobre los mejores momentos del 2016: es una buena manera de reflexionar sobre el paso del tiempo en nuestras vidas. Pero hay una lista que no acaba de gustarme: la de los #MelhoresSelfies2016. Cuando esa lista en particular llegó a mi feed de Twitter, sentí como si llegara una apisonadora. Porque si hay algo que pienso que debemos ver menos en 2017, son los selfies. Desde SnapChat hasta Instagram, nuestras redes sociales nos motivan a buscar el selfie perfecto. Eso significa que nos apartamos de un evento importante o reunión en la que participamos para tomar el smartphone y sacarnos una foto a nosotros mismos. Creemos que sólo nos tomará un segundo. Pero, si tu eres como yo, nunca es una foto rápida. Después de sacar la foto, viene la edición y el retoque para certificar si la imagen es buena. Para ver si nuestro rostro es bonito y si el fondo impresiona. Es todo tan … artificial. Tras un 2016 lleno de selfies, este año ¿por qué no rechazar la ola de autoindulgencia y artificialidad y, en vez de eso, adoptamos hábitos de altruismo y autenticidad? No me entiendan mal, yo también me siento culpable por la cantidad de selfies que hago y de fotos editadas de mi misma. En Nochebuena, me puse un vestido extravagante y pasé bastante tiempo maquillándome. Después de hacer un selfie, usé la herramienta de edición de fotos de la app de mi celular y usé algunos filtros. Tras pasar el dedo en vertical y horizontal algunas veces, me di cuenta de que no quedaba tanto de la chica que soy yo. Su piel era más suave. Su rosto estaba un poco más delgado. Era como Chloe, en versión mejorada. Y no me gustaba. Yo sou perfeccionista, lo que, probablemente, me atrae a la vida filtrada. Con esos rápidos ajustes de selfie nadie puede ver mis fallos, mi poca habilidad para el maquillaje o ese grano de acné que me lleva loca desde hace un mes. Pero cuanto más vieja me hago, más siento que estoy perdiendo el afecto por esa versión digital perfecta de mi misma. Cuanto más confortable me siento con quien realmente soy (imperfecciones incluidas), menos quiero ver a esa “Chloe perfecta”. De cierta forma, me doy cuenta de que he dejado que esa otra versión de mi misma – la “Chloe perfecta” – tome más espacio que el de la cámara del celular. No sólo mis fotos están filtradas, sino también, lo que digo en mis post en redes sociales … e incluso mi vida fuera de la pantalla. Digo a los demás que estoy bien y entierro mi profundo estrés en un intento de hacer que parezca que todos estamos igual. Evito conversaciones a corazón abierto para que no salga algo incómodo. Pero quiero parar. Y si sienten lo mismo que yo, seguro que quieren parar también. Mi desafio, hoy, no es solo postear fotos no editadas de mí misma. Porque creo que postear fotos de este tipo no cambiarán mi mentalidad fuera de la pantalla. En vez de eso, quiero trabajar en quitar mi filtro en mis interacciones con los demás. Hay que ser vulnerable. Hay que admitir los propios fallos. Hay que pedir ayuda. Porque los demás quieren conocerme a mí, mi verdadero yo. Quiero que conozcan a la Chloe Mooradian que tiene miedo a los peces, que está bebiendo su cuarta taza de café y que está quitando sus filtros a las fotos. Porque esa Chloe es una persona mucho más interesante que la de los selfies perfectos en las redes sociales. Entonces pregunto: ¿Qué pasaría si 2017 fuese el año en que quitásemos los filtros y los selfies de nuestras vidas? Este año, vivamos la vida auténtica, sin un indicador de “compartido” y comentarios en nuestras fotos. Vamos a sacar más fotos de los demás y menso de nosotros mismos. Vamos a dejar el celular en el bolso y, realmente, estar presentes para celebrar los momentos alegres y las realizaciones de los demás. Vamos a hacer que 2017 sea un año de altruismo, no de selfies. CHLOE MOORADIAN |
CariSma y TeoLogiaBienvenidos en el nombre de Cristo Jesús Archivos
Julio 2019
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